Cada año, en primavera y en otoño, ADAC (Stiftung Warentest) y diversas organizaciones internacionales de consumidores realizan la prueba más prestigiosa de sillas de auto para bebés y niños. El Eurotest consiste en poner a prueba los modelos más recientes en el mercado y otorgarles calificaciones detalladas. Es confidencial qué sillas se incluyen en los test hasta que se publican los resultados.
El test que el RACE publica no lo realiza el RACE. Es un gran test europeo que organizan las organizaciones de consumidores europeas coordinadas por Organización de Consumidores y Usuarios alemana Stiftung Warentest. En cada país, la Organización de Consumidores local envía un formulario a los principales fabricantes de sillas infantiles e investiga cuáles son las sillas más populares en cada país.
La información que fabricantes e importadores facilitan consiste en un listado de los nuevos modelos que van a salir al mercado, las fecha de su introducción y las características técnicas de cada uno de ellos. También indican qué sillas van a dejar de venderse.
Con esta información, las Organizaciones de Consumidores europeas se reúnen y deciden qué sillas se van a testar ese año. Entre los factores que tienen en cuenta a la hora de establecer la muestra están el hecho de ser adecuadas para una determinada altura de niño, su popularidad y el número de países en los cuales la silla se vende. Hay que tener en cuenta que este test es independiente, por lo que los costes los asumen las diferentes organizaciones que publican los resultados y por ello se intenta que una buena parte de los modelos se venda en un gran número de países como forma de rentabilizar al máximo el estudio.
Además de las sillas que fabricantes e importadores comunican, Stiftung Warentest investiga otros modelos que se venden como marca blanca de cadenas de supermercados o sillas de marcas menos conocidas que se pueden adquirir por internet.
Los fabricantes de sillas no participan en la selección ni tampoco pueden decidir si sus sillas van a estar presentes o no en el test.
Una vez establecida la muestra, Stiftung Warentest encarga la compra de varias unidades de cada silla seleccionada a alguna de las Organizaciones de Consumidores Europeas. Los fabricantes no conocen en qué país ni en qué tienda se compran las sillas como forma de evitar que pudiesen eventualmente “modificar” las sillas para obtener un mejor resultado. El número de sillas que se compra depende de los grupos de altura que abarque cada silla: contra más amplio sea el abanico de alturas que abarque, más pruebas de choque habrá que realizar y más sillas serán precisas.
Tras haber adquirido las sillas, una parte de ellas se envía al laboratorio de ADAC en Alemania, donde se realizan las pruebas de choque. Estas pruebas consisten en un choque frontal a 74 km/h y un choque lateral a 27 km/h con el dummy de menor y de mayor edad para cada grupo de peso que la silla puede acomodar. Los dummies que se usan son los de la serie Q, la más avanzada tecnológicamente.
Cabe recordar que la homologación R44/04 obligaba a un choque frontal a 50 km/h y no preveía ningún choque lateral, mientras que i-Size obliga a superar los choques frontales a 50 km/h y los laterales a 25 km/h. La gran diferencia entre los choques frontales está en que en las sillas R44/04 se usaban los dummies de la serie P, ya obsoleta, mientras que en las sillas R129 (i-Size) se usan los dummies de la serie Q.
Así pues, para una silla de 40 a 105 cm de altura, las pruebas de choque se realizan con el dummy Q0 (recién nacido) y el dummy Q1’5 (1 año y medio de edad) para la altura de 40 a 85 cm y con los dummies Q1 y Q3 para la altura de 61 a 105 cm. De todas las pruebas de choque realizadas con los diferentes dummies únicamente se publican los resultados de la peor configuración. Es decir, en el caso de una silla adecuada para niños de 40 a 150 cm. se realizan las pruebas de choque con los dummies Q0, Q1, Q1’5, Q3, Q6 y Q10 y únicamente se publica el peor resultado.
Si una silla presenta un comportamiento excelente en todos los choques excepto en uno en concreto, es éste el único que aparece en las pruebas de choque sin mencionar cuál de todas las pruebas ha sido la peor.
Las pruebas de ergonomía, usabilidad y sobre la exactitud de los manuales de instrucciones se realizan en los clubes de automovilistas austríaco ÖAMTC y en el suizo TCS, mientras que Stiftung Warentest es quien encarga el análisis de las fundas de las sillas en busca de materiales tóxicos o cancerígenos.
Los resultados se publican en forma de clave de colores, con estas calificaciones (alemán/inglés/español)
– Verde oscuro (sehr gut/ very good/muy buena)
– Verde claro (gut/ good/buena)
– Amarillo (befriedigend/ satisfactory/satisfactoria)
– Naranja (ausreichend/ bare mínimum/aceptable)
– Rojo (mangelhaft/poor/insuficiente).
Aquí hay que observar que las traducciones realizadas durante muchos años por RACE y RACC arrastraban un error de traducción histórico que suponía que la puntuación de las sillas era un grado inferior al mismo resultado publicado en otros países europeos. Así, una silla amarilla era satisfactoria en Alemania e Inglaterra y aceptable en España, y una silla naranja era aceptable en Alemania e Inglaterra e insuficiente en España. Así pues, las sillas que obtienen entre un naranja y un verde oscuro superan con creces los mínimos establecidos por la homologación.
En algunos países y en el pasado también en España se publicaban unas calificaciones numéricas entre 0’5 y 5’5, calificaciones que a partir de 2018 se han eliminado en el informe del RACE para no confundir a las familias: en Alemania la nota mejor era 0,5, mientras que en Inglaterra era 5’5 y ello ocasionaba muchos malentendidos.
Hay dos motivos para que una silla obtenga una calificación “roja”: no superar alguna de las pruebas de choque establecidas o bien presentar sustancias químicas por encima de los límites fijados por la ley para artículos de uso infantil. Esto es posible porque estas pruebas superan en dureza y exhaustividad las realizadas en la homologación, pero obtener un resultado insuficiente no obliga al fabricante a dejar de vender o modificar el modelo. Eso sí, la mayoría de fabricantes toman medidas en caso de obtener un mal resultado en este test como forma de tranquilizar a sus usuarios.
Las Organizaciones de consumidores elaboran un estudio ligeramente diferente del que publican los clubes de automovilistas, que sólo publican en cada estudio las sillas que se ensayan en esa ocasión en concreto. En el análisis de las Organizaciones de Consumidores se introduce el precio de la silla además de las pruebas de choque, ergonomía, usabilidad y presencia de sustancias tóxicas realizadas, dando como resultado un índice que va de 0 a 100. La silla con mayor índice es considerada como una mejor opción para las familias, aunque no sea la más segura en términos absolutos.
Así como el RACE y el ADAC publican las sillas de cada test por separado, la OCU mantiene las sillas en su publicación mientras estén a la venta, aunque se trate de sillas que se lanzaron al mercado hace varios años. El test del RACE y del RACC se pueden descargar de forma gratuita de sus webs respectivas, mientras que la OCU ofrece los resultados completos solo a sus suscriptores.
Además, la OCU otorga varios sellos:
– Mejor del test: silla que ha obtenido el mejor resultado
– Compra maestra: la silla con la mejor relación calidad/precio. No es necesariamente la silla que mejor nota ha obtenido.
– No comprar: las sillas que en el test del ADAC aparecen en rojo.
Estos test eran muy útiles cuando la única homologación existente era la R44/04. Como las pruebas que exigía esta homologación eran poco exhaustivas, el test del RACE aportaba una importante información adicional respecto al comportamiento de las sillas bajo una situación más exigente.
En todo caso, una vez que i-Size está ya en vigor, estas pruebas han perdido una buena parte de su sentido. De hecho, i-Size ha hecho obligatorias una muy buena parte de las pruebas a las que ADAC sometía a las sillas, de forma que la homologación obliga a pasar obligatoriamente éstas y muchas otras pruebas de choque.
Como conclusión, podemos decir que este estudio podía ser útil a la hora de tener que elegir entre dos sillas R44/04, pero la información que proporcionan en caso de las sillas i-Size es de menor utilidad, ya que la homologación ya ha incorporado muchísimas más pruebas y más estrictas que las realizadas por ADAC. En el caso de las sillas i-Size, los aspectos relativos a la usabilidad y la ergonomía cobran una mayor relevancia una vez que las pruebas de choque se han endurecido de forma radical.