Es una prueba adicional a la homologación al que pueden someterse voluntariamente los fabricantes de Sistemas de Retención Infantil (SRI) y que distingue a los modelos de silla más exigentes con la seguridad de los niños. El Plus Test mide las fuerzas que soporta el cuello del niño en caso de impacto frontal y la exigencia de las pruebas a las que se someten las sillas hace que no pueda superarlo una silla que no se instale a contramarcha.
El sello de reconocimiento plus test o emite el laboratorio VTI situado en Suecia, país a la cabeza en materia de seguridad vial en los Sistemas de Retención Infantil.
Esta forma de testar no se realiza en ningún otro lugar de Europa y es adicional a las homologaciones europeas (R44 o R129). Dicho de otra forma, una silla debe estar obligatoriamente homologada R44 o R129 y adicionalmente puede contar con la etiqueta PLUS TEST.
Las pruebas que la silla debe pasar incluyen un choque a más velocidad que el que establece la normativa europea de homologación y una distancia de frenado más corta, por lo que las fuerzas generadas en las cervicales son muy superiores. Si el cuello del niño sufre una fuerza de más de 122 kg la silla no obtendrá la etiqueta PLUS TEST.
El PLUS TEST ha sido desarrollado a través de una colaboración entre VTI (Instituto Sueco de Investigación del Transporte), NTF (Sociedad Nacional Sueca para la Seguridad Vial), Folksam (la mayor aseguradora sueca), SIS (Instituto Sueco de Normalización), Volvo y representantes de los fabricantes de SRI.
La etiqueta PLUS TEST garantiza que el SRI ha pasado las pruebas más duras en choque frontal, a mayor velocidad y fuerza de impacto. Esta prueba no es obligatoria, de forma que es cada fabricante el que decide si presenta sus sillas al Plus Test.
El PLUS TEST no otorga puntuaciones, simplemente se obtiene o no se obtiene. Así pues, no hay sillas Plus Test mejores que otras, lo cual es lógico porque el listón está tan alto que sólo las mejores sillas, que se instalan a contramarcha, son capaces de superarlo.
En 1975 en Suecia se crea el T-Standard, una normativa de homologación como la R44 o la R129 que más tarde se crearían en Europa. Esta normativa era obligatoria en los países nórdicos para las sillas infantiles que se vendían allí.
Pero el 1 de enero de 1995, Suecia entra en la Comunidad Europea, ya no puede tener una homologación propia y debe cumplir con las homologaciones comunitarias. Así pues, el T-Standard desaparece como normativa de homologación, de forma que en Suecia todas las sillas que se venden a partir de ese momento tienen que estar homologadas bajo la R44 o la R129.
Así pues, el T-Standard se moderniza y se introduce como una prueba adicional para distinguir aquellas sillas que cumplen sobradamente con lo exigido en la normativa de homologación en cuanto a choque frontal se refiere.
Las sillas para niños hasta 18 kg o 105 cm se pueden instalar en prácticamente todos los coches, porque no son excesivamente voluminosas y no van a quedar aprisionadas con el asiento delantero. Hay que tener en cuenta que, a no ser que las instrucciones de uso de la silla mencionen específicamente que la silla debe apoyarse en el asiento delantero, hay que dejar una cierta distancia con el mismo para que haya espacio suficiente para que la silla pueda flexionar y disipar así la energía causada por el accidente.
Las sillas para niños hasta los 25 kg. precisan un espacio mucho mayor y no es posible instalarlas en un vehículo de tamaño estándar sin perder el asiento del copiloto, porque recordemos que debemos dejar espacio con el asiento delantero. Así pues, es muy conveniente consultar si se pueden instalar en un automóvil determinado.
Un recién nacido tiene el 25% del peso del cuerpo en la cabeza, y la musculatura de su cuello no tiene todavía la fortaleza suficiente para sujetarla. Los hombros además, son muy estrechos.
Si a un bebé lo colocamos mirando en sentido de la marcha y lo sujetamos a la silla con arneses, su cabeza va a salir despedida con mucha fuerza en caso de accidente y sus frágiles cervicales no van a ser capaces de retenerla.
La elongación que se puede producir en el cuello del bebé puede llegar a ser de más de 5cm, y es evidente que las lesiones que se generan pueden ser gravísimas.
Si al mismo niño lo colocamos en sentido contrario a la marcha, en caso de accidente la cabeza y la espalda se van apoyar en el respaldo de la silla y la energía del impacto se va a disipar en un área muy grande. La función del arnés en este caso será la de evitar que el niño salga de la silla en el movimiento de rebote, que es únicamente el 26% del total.
Lo que se pretende con la silla a contramarcha es dar tiempo a que la cabeza del bebé pierda peso en comparación con el cuerpo, a que la musculatura de su cuello se refuerce y a que los hombros ganen tamaño como para alojar el cinturón de seguridad del automóvil.
Así pues, el consejo es mantener a los niños en contra de la marcha hasta los 4 años, edad en la que su cabeza ya ha perdido peso en comparación con el cuerpo, su cuello se ha fortalecido y los hombro pueden soportar el cinturón de seguridad del coche.
Más allá, la decisión de mantener al niño a contramarcha después de los 4 años debe tomarla cada familia. Pero si esa es la confirmación elegida es imprescindible instalar la silla adecuadamente y contar con el espacio adecuado.
En caso de apoyar o aprisionar la silla con el asiento delantero la cabeza del bebé va a quedar bloqueada, no va a flexionar para absorber la energía del impacto y pueden causarse lesiones internas gravísimas.
Además, los fabricantes de coches están incluyendo en sus modelos un nuevo sistema de seguridad destinado a proteger a los ocupantes de los asientos delanteros: el whiplash. El whiplash hace que en caso de choque trasero el asiento del coche se pliegue hacia atrás, lo cual es muy beneficioso para el cuello del adjunto pero puede ser fatal para un niño si su silla está aprisionada con el asiento delantero:
Asfixia Postural y Portabebés de Ultima Generación
Tres Sillas Infantiles en el asiento trasero